La función expresiva, también es llamada función emotiva o sintomática.
Siempre se centra en el emisor; se identifica con lo que el mismo pretende expresar y por eso, frecuentemente emplea el verbo en primera persona.
Su significado exterioriza un sentimiento o emoción del emisor del mensaje. También posibilita manifestar estados de ánimo, deseos o el interés con que se afronta una comunicación.
La expresividad no está separada de lo representativo; por eso en locuciones habituales como “Ese cuadro me agrada” o “¡qué tarde tan bella!”, prevalece, la función expresiva sostenida en una representación simbólica dada por la mención a unos referentes.
La función expresiva se revela por las significaciones afectivas o connotativas que se forman sobre el soporte de los significados denotativos; ya que al hablar se expresa el estado de ánimo, las actitudes y la pertenencia a un grupo social, se brinda información personal, aun cuando no siempre se tiene total conciencia de ello.
Esta función es parte de la clasificación realizada por el lingüista Roman Jackobson; quien determinó la existencia de seis funciones primordiales del lenguaje -la función apelativa, la función referencial, la función fática, la función poética, la función metalingüística y la función expresiva.
Además del empleo de la primera persona, se utilizan verbos en modo subjuntivo, interjecciones y oraciones exclamativas.
En resumen, a través de la función expresiva, las personas manifiestan su mundo interno – involucrando emociones, anhelos, prejuicios y predilecciones-.
Ejemplos de función expresiva
Algunos ejemplos de la función expresiva, emotiva o sintomática son:
- Anhelaba que nuestro amor fuera eterno
- Me siento incómodo con lo sucedido.
- ¡Al fin! Ya era tiempo de que estudiaras.
- ¡Me duele la garganta!
- ¡Ay! Me golpeé la pierna.
- Me alegra pasear por el parque.
- Dalí es mi pintor favorito.
- Tú jamás me brindas alegría.
- ¡Gracias a Dios!
- Me dan terror las arañas.
- Siempre había soñado con viajar a París.
- Odio la injusticia